Explicado La Verdad En Palabras Sencillas
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Salmo 91
El mensaje que Dios nos da a traves de lo que llamamos La Palabra de Dios, la Santa Biblia, nos la dio Dios mismo mediante la mano de muchos hombres que inspirados por el Espíritu Santo detallarón el mensaje de Dios para que los lectores como ustedes y you, recibamos la vida, el conocimiento y la fé en Él. El salmo 91 como cualquier otro salmo, no es la excepción. Sin embargo, en este salmo Dios nos presenta promesas extraordinarias y nos invita a meditar profundamente en lo que significa una verdadera vida con Él. 91:1  El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. ¿Que significa que vivamos al abrigo del Altísimo? Estar al Abrigo de Dios significa permanecer dentro de la esfera de su influencia; estar junto a Él de tal forma que recibimos los efectos de su presencia. Habitar significa permanecer en un lugar, vivir en un sitio, en una ciudad, un estado un país determinado permanentemente. Habitar no significa visitar, no significa estar en un sitio por un corto espacio de tiempo; a esto se le llama visitar, como cuando visitamos una ciudad durante unas vacaciones. Habitar es estar permanentemente en un lugar. ¿Cuantos de nosotros somos visitantes de Dios, cuantos somos visitantes de Cristo?  ya vamos, ya venimos, nos quedamos un rato, unos dias...apreciamos el buen panorama, tomamos fotografias de lo que nos gusta y regresamos al mismo lugar de donde salimos. La condición que Dios nos presenta en el versículo primero establece que si "Habitamos" al abrigo del Altisimo, entonce moraremos a la sombra del Omnipotente. Si "habitamos", esto es, si permanecemos junto a Él permanentemente entonces moraremos a su sombra. Como figura literaria, morar a la sombra, significa estar cubiertos, protegidos. Si permanentemene vivimos junto a Dios, tendremos su protección. Esta promesa no dice que si visitamos a Dios de vez en cuando o con cierta frecuencia, recibiremos la protección de Dios. Esta promesa dice que si no nos separamos de Dios, su sombra esta junto a nosotros siempre. Ya sea que entendamos qué dice este Versículo o qué no dice, llegamos  a la misma conclusión: Si permanentemente estoy con Dios, si permanentemente vivo con Dios, recibo la protección de Dios, su amparo, su mano, su sombra. 91:2  Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío. Cuando reconocemos que habitar bajo el abrigo de Dios nos ofrece su protección, tenemos que reconocer que Él es nuestro asilo y nuestro lugar de amparo. Las palabras que Dios selecciona para redactar este Salmo, como cualquier otro escrito de Dios a nosotros sus hijos, son claras y muy elocuentes. Dios nos dice que  ÉL es nuestro "refugio", palabra que bien utilizamos en un buen número de formas. Llamamos refugio al edificio que nos mantiene vivos cuando un desastre natural tiene lugar; también llamamos refugio at sitio donde alguna Hermandad se dedica al servicio y socorro de los pobres o necesitados. En muchas otras expresiones usamos la palabra refugio con el mismo significado. En cualquier caso, un refugio nos da protección, seguridad; un sitio donde depositamos nuestra confianza. ¿Cuantos de nosotros necesitamos del refugio de Dios? ¿Cuantos de nosotros al abrir nuestros ojos por la mañana, levantamos las manos a Dios y decimos: Señor mio, mi refugio, mi fortaleza en quien confío? Cuando esto hacemos, cuando levantamos nuestras manos a Dios y le decimos: "Eres mi refugio, mi seguridad, mi padre y en ti confio padre mio",  nos presentamos en un estado de dependencia total a Dios. Nos presentamos ante Dios como sus hijos, dependientes de su sabiduria, de su amor y misericordia. En el salmo 28, se nos presenta el que clama a Dios con una voz de petición; leemos: Salmo 28:2  Escucha la voz de mis súplicas cuando a ti pido auxilio; cuando levanto mis manos hacia el lugar santísimo de tu santuario. El salmo 63, nos enseña que nuestra alabanza y bendiciones a Dios las acompañemos mostrando nuestras manos a Dios en lo alto. Salmo 63:4  Así te bendeciré mientras viva, en tu nombre alzaré mis manos. Las promesas de Dios en este Salmo 91, son grandes y magnificas. El versículo tres nos dice: 90:3 "Porque Él te libra del lazo del cazador y de la pestilencia mortal." Dios nos promete, como parte de la protección de estar permentemente bajo su abrigo, que no habra lazo del cazador en nuestro cuello. El cazador es el Enemigo, aquel cuya misión es cazarnos, atraparnos para nuestra destrucción, para nuestra muerte primeramente espiritual y despues fisíca. Estamos en un estado de guerra permanente, sin tregua, sin descanso. Siete dias de la semana, veiticuatro horas del dia. Aquellos que no reconocen éste hecho, fácilmente caen ante los continuos ataques de este medio ambiente que llamamos mundo. Las continuas escenas y mensajes anti-sociales, anti-familiares, en contra de la dignidad humana, de los principios absolutos dados por Dios a sus hijos, son parte del mundo que ha hecho, que ha formado el cazador, el Enemigo con la única intención de perdernos a todos. El Enemigo ha creado un medio ambiente decadente, corrupto, infestado e infestante de su propia naturaleza. La guerra es espiritual. Tenemos que reconocer que nuestra naturaleza y el mundo al que pertenecemos es espiritual.  Dios es Espíritu y nos creo a su imagen y semajanza, en Gen 1:26  leemos: "Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" El cazador es espíritu y la guerra que libramos es espiritual. El versículo tres, nos dice que si (condición) habitamos al abrigo de Dios, que si PERMANENTEMENTE estamos con Dios, Él nos librara de las tentaciones del cazador. El nos librara de este lazo que nos atraparía, que nos  ataría causando nuestra muerte y perdición eterna. Que gran promesa y cuanta es nuestra alegría y nuestro placer de saber que los que premanecemos con Dios, no como visitantes esporádicos de domingo, sino como habitantes permanentes de su abrigo, estamos protegidos y seguros bajo su sombra. Esta pestilencia contaminadora y mortal que causa destrucción a nuestro espíritu, no nos hace nada. Esta escena de un peste mortal es en verdad terrible, desoladora. Cuando hablamos de Peste, usualmente asociamos imagenes de la terrible peste bubónica en Europa entre los años de 1346 - 1350, sin embargo en el año 468 antes de Cristo, una peste devastadora materialmente acaba con 140,000 pobladores en las ciudades Chinas de Honan, Hopei, Shantung y otras. El poder destructor de la "peste" es grande, no respeta clase social, no respeta posesiones materiales, posiciones políticas, no respeta color de piel, pueblos o froteras. En este tercer versículo, Dios iguala la peste y su destructor poder como otro recurso que este mundo presenta en contra de nuestra vida espíritual. Dios nos promete salvarnos de esto también. La hermosa escena que nos pinta el texto del versículo cuatro, nos habla de esta naturaleza protectora que Dios tiene para con sus hijos. "Con sus plumas te cubre, y bajo sus alas hallas refugio; escudo y baluarte es su fidelidad. " Hace tiempo un una revista National Geographic se publica un artículo que recoge la experiencia de un trabajador forestal del departamento del Interior de EEUU. Durante un incendio forestal, éste trabajador mientras realizaba los trabajos contención del fuego, se encuentra una águila completamente calcinada por el terrible calor que se produce durante un incendio forestal. El ave estaba completamente calcinada y tenia las alas abiertas. Cuando el trabajador se aproxima al ave intentando con cuidado mover el cuerpo del águila, para su maravilla y enorme asombro, se da cuenta que bajo las alas del águila estan sus polluelos vivos. Lleno de incredulidad él se encarga de que los tres polluelos sean transportados de inmediato fuera de la zona y con ello salvar sus vidas. Que estraordinario ejemplo de amor sacrificial de esta madre que muere por sus polluelos. Que gran ejemplo el que nos da un ser al que hemos clasificado como “animal irracional”, carente de razón, sin sentimientos…que pudiendo facilmente salvar su vida, prefiera morir una muerte dolorosa por salvar la vida de su cría. Si así es el amor de padre o madre entre las criaturas de Dios que no razonan, como esta ave, ¿Con que amor extendera Dios mismo su poder protector para cubrirnos a nosotros sus hijos? ¿Con que celo nos cubre, siendo que somos su propia creación, su obra? Con este celo de Padre Creador, Amoroso, Dios nos pide en los siguientes versículos (5, 6, 7 y 8) que no temamos a las cosas del mundo ni experimentemos temor por la presencia de las tinieblas de este mundo. Leemos: 91:5  No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, 91:6  ni la pestilencia que anda en tinieblas, ni la destrucción que hace estragos en medio del día. 91:7  Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu diestra, a ti no se acercará. 91:8  Con tus ojos mirarás y verás la paga de los impíos. Dios nos promete salud en medio de la peste, seguridad en medio del caos y de la guerra, nos promete sobrevivir eternamente aún cuando miles se pierdan delante de nuestros ojos y nos pone como testigos de la desgracia de aquellos que no quedarón permanentemente en su presencia. El terror de la noche es la presencia del Enemigo en el mundo en el que vivimos. Su continua ofensa y corrupción de las cosas del mundo. No temeremos a ello nos pide Dios. Para darnos una idea remota de todas estas cosas, demos un vistazo ligero al contenido de las noticias en nuestros diarios y en los medios electrónicos de comunicación. Observemos solo un poco los mensajes que estos medios envian a nuestras esposas, esposos, hijos e hijas. Demos una hojeada a los materiales educativos y a los programas de estudio que nuestros hijos e hijas reciben en las aulas de clase en muestras prestigiadas escuelas. Aún más, la sombra de Dios caerá también sobre nuestras casas, nuestros hogares. Por favor, veamos lo que los versículos 9 y 10 nos dicen: 91:9  Porque has puesto al SEÑOR, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación. 91:10  No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercará a tu morada. La causa es el haber permanecido con Dios y en su presencia, el efecto a la causa, esto es; el regalo de Dios dice: “No te sucederá ningún mal, ni plaga se acercara a tu morada”. !Que extraordinaria y gran promesa, nos asegura bienestar y salud para nosotros y para nuestra casa y nuestro hogar. El estar en la presencia de Dios constantemente, permanentemente, a toda hora, en todo momento, nos asegura la protección divina de Dios. Entre otros, Dios nos da estos tres versículos que nos ponen de manifiesto la forma en que podamos mantenernos en su presencia constantemente: Col 3:17  Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de El a Dios el Padre. Col 3:23  Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, Col 3:24  sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís. Si todo lo que hacemos, lo hacemos en el nombre de Jesús y damos gracias a Dios Padre por lo que hemos hecho, estamos morando a su sombra. Aqui, tenemos una palabra que pareciera que ha sufrido devaluación en su significado. Esta es la palabra “Todo”. La usamos tan superficialmente y con tal equivocado uso que cuando decimos “Todo” no nos percatamos de que su significado establece que no queda nada afuera de este “todo”. Hacer todo en nombre de Jesus y dar gracias a Dios, no deja nada de nuestra conducta afuera de este “todo”, no deja nada de nuestras acciones fuera del “todo”. Si como por la mañana, debo de hacerlo en el nombre del Señor Jesús dando gracias a Dios. Si tengo un pantalón para vestir, debo vestirme en nombre de nuestro Señor Jesús dando gracias a Dios Padre por tener el pantaloon, la blusa, los zapatos, etc. Si salgo de casa por la mañana o por la tarde camino al trabajo o a buscar uno o a comprar el pan, debo ir en nombre de nuestro Señor Jesús dando gracias a Dios Padre por tener la oportunidad de hacerlo. Podriamos continuar con una largisima lista de todo lo que hacemos, todos entendemos lo que se dice. La pregunta es ¿Hacemos nuestras cosas, ya sea de hecho o de palabra en el nombre de nuestro Salvador, Jesús de Nazaret dando gracias a Dios Padre?  ¿Lo hacemos…verdaderamente lo hacemos? He visto grandes y muy hermosos ejemplos en muchos verdaderos Residentes Permanentes en Dios hacerlo. A otros muchos la opinión de la gente y el que dirán, los detiene de ganar la vida eterna y la protección Divina de Dios, sin plenamente entender qué no es la opinion de la gente ni el que dirá la gente de mi, sino la opinión de Dios y qué es lo que Dios dice de mi, lo verdaderamente importante y eternamente trascendente. En el versículo 24 del capitulo tres del libro de Colonosenses, Dios nos dice que si todo lo que hacemos lo hacemos de Corazón como para ÉL y no para los hombres, esto nos hace permanecer junto a el. Nuestras vidas toman otra dimensión. Imaginemos que todo lo que nos pidan hacer nuestros superiores, supervisores, jefes, amigos, hermanos, esposa, esposo lo hicieramos verdaderamente como si el mismo Jesús fuera a venir a ver como quedó lo que hemos hecho o lo que estamos haciendo. Imaginemos el resultado de esta acción. Los utensilios domésticos que usamos estarían muy bien fabricados, los libros que compramos hablarían de temas extraordinarios, los programas de televisión serian de lo mejor, las quesadillas que comemos en cualquier restaurante estarían de lo mejor cocinadas y limpias, en fin, imaginemos que todos nosotros, de corazón, hacemos las cosas como si estas fueran para Dios, ¿Que pasaría? El que así hace, se mantiene junto a Dios y bajo su sombra. Eso es precisamente vivir al Abrigo del Altísimo: Que todo lo que hacemos, lo hacemos en nombre de nuestro Señor Jesús dando gracias as Dios Padre y que todo esto, lo hacemos como para Dios y no para los hombres. ¿Me pides hermano que barra la calle? Lo haré con gusto pensando que al final de mi labor, Dios mismo viene a ver que tan limpia dejé su calle. ¿Me pides hermano que construya un edificio? Lo haré con gusto pensando que al final de mi labor, Dios mismo viene a ver como quedó su edificio. ¿Me pides hermano que prepare unas quesadillas? Lo haré con gusto pensando que al final de mi labor, Dios mismo viene a ver que tan bien hechas y que tan sabrosas estan sus quesadillas. El que así hace, se mantiene junto a Dios y bajo su sombra. Dios tiene inumerables medios para protegernos, podría obrar sobre nosotros para que nada nos afecte, podría rodearnos de una fuerza impenetrable, podría hacer cualquier otra cosa para mantenernos libres del ataque, del dolor y de tantas cosas más; por razones que algún dia vamos a conocer, no lo hace así, pero lo que nos promete es enviar a sus mensajeros para que nos protegan. En el versículo 11, Dios ordena a sus ángeles para que se acerquen a ustedes y a mi y nos protegan. 91:11  Pues El dará órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. 91:12  En sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Esto es en verdad de asombro, de una profunda admiración. Esto nos asegura que para todos los que aquí estamos y a los que no estan pero que se mantienen PERMANENTEMENTE en Dios, Dios ha ordenado a por lo menos dos ángeles para que los guarden a cada uno de usteded y por lo menos dos ángeles para que me guarden a mi. ¿Como lo hacen? No lo se, ni se nos dice nada al respecto. ¿En donde estan estos ángeles? Tampoco lo se ni se nos dice mucho al respecto. Lo que sí sabemos es que Dios en una acción de amor profundo, de protección por sus creaturas, sus hijos e hijas, ha ordenado a sus ejercitos celestiales a que nos guarden. ¿Que batallas espiriutales se den por nuestra causa? No lo sabemos. ¿Hasta donde se extiende la responsabilidad que Dios ha dado a estos seres celestiales? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Dios nos AMA y nos PROTEGE. Si pudieramos enviar a nuestras legiones para proteger a nuestros hijos y nuestras hijas, enviariamos a varios de los llamados guarda- espaldas a las escuelas, y los centros comerciales y todo lugar donde nuestros hijos, hijas y nuestros seres amados fueran. Se nos ha encomendado a nuestro cuidado a nuestras hijas, nuestros hijos y para nuestra sorpresa a nuestros padres también. En esto, si HABITAMOS a la sombra del Altisimo, el beneficio de Dios alcanza nuestro hogar. !Que Dios tan extraordinario tenemos! Finalmente, en los versículos 15 y 16, Dios nos hace una promesa adisional prometiendonos ser rescatados y saciados de larga vida aqui en este mundo, mientras entramos a su reino y finalmente ser salvos eternamente. 91:14  Porque en mí ha puesto su amor, yo entonces lo libraré; lo exaltaré, porque ha conocido mi nombre. 91:15  Me invocará, y le responderé; yo estaré con él en la angustia; lo rescataré y lo honraré; 91:16  lo saciaré de larga vida, y le haré ver mi salvación. Todo esto esta reservado para aquellos que Habitan al Abrigo del Altísimo. Para aquellos que permanentemente viven al Abrigo del Altísimo. Lo eternamente transcendental para nosotros después de informarnos de esto, es actuar, re-ubicarnos, mudandonos de domicilio para permanentemente ser residentes bajo el Abrigo del Altísimo. Las promesas que Dios nos hace no se pueden pasar por alto. Hacerlo es tanto como preferir vivir eternamente lejos de la presencia de Dios. Sobre el versículo 14. Dios promete exaltarnos pués hemos conocido su nombre, esto es, el nombre de Dios. El nombre de Dios no es Dios, no es Señor, ni tampoco Lord. Debemos conocer su nombre y usar su nombre cuando elevamos nuestras oraciones a Él.